Ojos Inquietos

 

Atisbo la desesperación entre las portadas y las hojas.

Gritas con el inaudible susurro, mi miedo te ha conocido.

Tu silencio ensordecedor duerme a ápices mi alma de poeta y el letargo, apodera la sombra, que ensombrece mi rostro.

Oculta mis vergüenzas del sol radiante, que yo, iré a beber de las flores y a danzar con la lluvia.

Imagínate durmiendo plácidamente en los olivos, abrazando tus terrores e ignorando tus desvíos...

Navegaré, entonces, con la fría fatiga, en la gastada barca, con las punzantes flores hacia donde ejerza vela la adusta bahía.

...Mientras tanto, sigo preso en mis adentros; medroso del mañana.

Cuando esta imagen tuya acuda a nuestro encuentro.

 

 

Pensamientos Cortos| Relación Legítima

 

Ciertamente, no tengo necesidad de nadie y nadie me tiene en su necesidad -esto no es sobre la soledad o el amor-. Pero he de confesar que tengo el deseo egoísta de querer paz mental, cuando por vacío interno, miro curioso al infinito.

Si yo pudiera compartir este deseo, encontraría… con aquella o aquellas personas, una gratificación egoísta y una vileza necesaria.

Entonces, ya no encontraría interés en nadie: no buscaría, ni por asomo, fines en las personas, ni personas en los fines; no buscaría a un alguien, más allá del amor, si el amor fuese un fin. Ni a un dios en el fin último de la vida.

Y… si yo pudiera compartir este deseo, encontraría… a esas o a esa persona, refugiada en amables mentiras o ahogada en latosas verdades. Me llamarán cobarde y poco valiente por imponer mis pautas, me hablarán de arrojo y motivación en una acción última. ¡Qué deplorable!, ¿qué les parece si les digo…? Que es más valiente aquel desgastado por su realidad verdadera, que aquel, motivado por ilusorias verdades.

Difícil es entender que nos buscamos mientras alimentamos un vacío, y permanecemos, disputando contra este. Que necios somos, queremos llenar tal hueco comiéndonos los unos a los otros; disfrazándolo de amor, de felicidad u otra inmoral necesidad. Que utópica resulta esta relación de cargar nuestros pesos… de llegar a otros, más allá de las palabras.

No podremos conservar un amor legítimo al mundo, ni a estas relaciones, haciendo de una falsedad una realidad. Al final, cada quien decide cómo caer en ruinas. Y si, como sea vamos a condenarnos a una ruina, yo invito a hacerlo mejor a una realidad, en vez de una mentira.

¡Ah!, desearía compartir este deseo.

Aunque sé, que los deseos no se cumplen con solo enunciarse, pues, si los deseos se hiciesen realidad con solo pronunciarse sobre la tierra, este mundo correría el riesgo de estar lleno de las más puras verdades.

Yo, solo quería recordarles esta obviedad irónica: Son más dolorosas y pobres las verdades que las fantasiosas mentiras y ambas nos llevan, sino a la tumba, ya a la ruina.

Por eso, yo no deseo ser entendido, aunque no me molestaría que alguien lo intentase. No deseo, tampoco, largas charlas vacías a altas horas de la madrugada; huecas recompensas para quienes las hemos sostenido, vaya forma de auto-complacernos. No deseo compañerismo, tampoco una mano guiada por favor o benevolencia.

Tan solo deseo… un mayor entendimiento: conocer a las personas y al mundo, desde adentro hacia afuera, entender y confiar en ello, reposar en ello, pedir esa fuerza para poder ser un poco más libre. Me aterra, como a muchos, divagar en la oscuridad, o peor aún: negarla.

Por eso, si pudiera compartir ese deseo… estaría un poco más cerca del sosiego.

Pensamientos cortos| Sobre la incomprensibilidad del amor.

 

¿Cómo es que el amor puede ser contenido en el pensamiento?

Que del pensamiento, bajo el estandarte idealista, hay que decir que, solo existe, si existe el objeto pensado y, si no existe esta cosa pensada, el “yo” no podría existir.

En tanto, el “yo” es en cuanto conoce; cuando conoce, el “yo” se amplía. Las ideas son, pues, manifestaciones del yo, sintetizadas; nacen de las interacciones del fenómeno del saber y amplían el yo.

Descartes concluye en su idealismo que el pensamiento y Dios son lo único verdadero. Pone la lupa de la duda sobre las cosas y deduce que lo pensado, a saber, el pensamiento, es lo único de lo cual no hay duda alguna. Dicho de otra forma: no existen las cosas, en tanto en cuanto son conocidas por el sujeto, o como diría Manuel García Morente “el objeto no es objeto para el sujeto, sino en tanto en cuanto empieza por lo menos a ser conocido”.

Se nos revela entonces el pensamiento como una reacción, un producto entre la cosa y el sujeto, al nacer el pensamiento, nace el “yo”. “Pienso, luego existo”.

Hagamos ahora el intento de proyectar la siguiente analogía: si hablamos de productos: el pensamiento, hablamos también de factores: la cosa y el sujeto. Tenemos entonces, como en matemáticas de funciones, variables dependientes e independientes; siendo el pensamiento una variable, una idea dependiente de las ideas de lo pensado por el sujeto.

Y si el “yo” surge, precisamente, de lo pensado de la cosa por el sujeto, nuestra mera existencia se ve condicionada por la idea pensada.

Nos habremos dado cuenta, de que no nos cierne responder a qué es el amor (mucho se ha hablado ya del tema), sino ¿Puede el amor llegar a ser comprendido en todos sus matices?

Todo se reduce al absurdo de demostrar si el amor existe, y en mera conjetura podría decir: el amor existe como manifestación del “yo” sobre el objeto amado (la amada o el amado). De pensar al objeto amado surge la idea del amor y solo entonces la idea del amor se ve contenida en el pensamiento.

Entonces, puede ser comprendido el amor en tanto sea manifestación de la cosa amada, pero, ¿el amor puede ser entendido cuando su misma idea pasa a ser objeto?

Pienso, como sucede en los temas de los límites, que las ideas acerca del amor, no son tanto la idea misma, sino, un esfuerzo hacia ella (por plagiar las palabras de Poe). El sujeto sale de sí mismo para capturar la idea con el pensamiento (Morente), y como la idea no es objeto, sino un esfuerzo dirigido, una idea intangible, los objetos pasan a ser propios del terreno empírico y el esfuerzo hacia la idea, el terreno de lo utópico, del horizonte inexistente, del límite de “x” cuando ésta, tiende a 0.

Por eso, el problema de la incomprensibilidad del amor tiene sus bases en las manifestaciones propias del “yo” y no de la idea misma, sino, de su esfuerzo, que no es, ni siquiera, una parcialidad; la idea misma per se, sino, un intento vacuo y patético.

Blanca Compañía

 

Muchas veces, ya me he
visto, bañado de esta
blanca compañía.

Ensuciando el cenicero,
con el amor de la
melancolía.

A veces con las ganas
de olvidar un nombre
muchas otras con el corazón suelto
y las botellas vacías.

Y la acompaña la negra risa,
el humo de lejanas amistades,
de bajas pasiones;
de pecado, de poesía.

A veces —como hoy—,
el humo me inunda en los recuerdos;
cínico cuerpo infiel, en el gastado sitio,
donde jugábamos a querernos,
donde mentías a quien te quiso,
con tu amor gastado y
con mi enferma pysche
de dominar otros cuerpos.

Recuerdos en que el humo blanco,
fluía por la tierna mirada,
en que veía encender una risa
y aflorar un amor, de esos amores
que duran un intenso y cálido
suspiro y prevalecen para
toda una vida.

Con la rara misa,
el onírico dios
que acompaña los versos:
letargos de poetas
cuan sacerdotes muertos;
vivos santos de la mundana palabra

Exhalo la blanca compañía
y se muestra bella la muerte,
con G. Mistral tomándome la mano.

El cuerpo sintiose apagado
y parece que Acuña me arroja
a un abismo...
en que morir de amor
ya no es una locura.

Y lo encuentro dulce
y lo encuentro amargo
y encuentro a Neruda
en los rincones fumando.

Hasta cerrar los ojos,
quejosos de humo,
de extraviados pensamientos.

Hasta olvidar la risa,
hasta olvidar el llanto,
corroído estímulo que
he besado tanto.
Lánguido cuerpo,
quemado por la brisa.

Descansando en la
tumba del cenicero...
junto con los nombres
y un cuerpo cansado.

El misántropo

 

  

Lugar: Un parque en medio de una ciudad moderna en época de invierno.

Personajes: Lucio y Aurelio.

Aurelio: ¡Abuelo!, deje que prenda su pipa, le aseguro que el viento no apagará el mechero tan fácil.

Lucio: ¡No!, usar cerillas de madera, es para mí, un principio inalterable.

Aurelio: Usted siempre con actitudes pasadas, debería probar de vez en cuando las cosas nuevas que ofrece el mundo.

Lucio: A mi edad, las actitudes pasadas son lo único que se conserva de uno mismo, no lo entenderías, el mundo es amable contigo por tu rostro bien parecido de niño bonito, cuando lo pierdas, sabrás lo cambiante que es el mundo, ahí entonces, entenderás a lo que me refiero.

Aurelio: Pues lo entiendo.

Lucio: ¡No!, no lo entiendes Aurelio… Mira a esa pareja de adolescentes de allá. Estoy completamente seguro que llevan escasos meses, a juzgar por la miel que desprenden el uno por el otro. Probable es que hoy celebren un mes más, observa las deliciosas rosas en la mano de la joven. Pronto su amor se desgastará, en unos años más, la maravilla se desquebrajará y podrán ver, los verdaderos defectos y la basura que habrá de acumularse en sus corazones, eso, los conducirá al desprecio mutuo y a la inminente separación. Son todos tontos aquellos que piensan en la maravilla perpetua y quienes son tan necios como para perseguirla acaban siempre mal. Tu madre era como esos adolescentes, persiguiendo una ilusión, una felicidad inexistente que, entre muchos errores, la llevó a casarse con tu padre. Hoy, sin embargo, está hecha toda una depredadora, ya ves con qué facilidad es siempre encantadora y somete con la más inocente gracia a todo el mundo, incluyendo por supuesto al pusilánime de tu padre, que cumple con cada capricho que ella tenga.

Aurelio: Cierto es que mi madre es terrible.

Lucio: Por supuesto, tiene que serlo, es mi hija. También deberías comprender lo que tu madre: que la maravilla nunca dura para siempre y que es solo en la quietud de la amargura en donde se puede ser verdaderamente uno mismo.

Aurelio: ¿Pero qué ideas posee usted abuelo?, con el debido respeto, ¿sabe usted que en las reuniones familiares la familia de mi padre evita siempre hablarle?, porque lo consideran un anciano despreciable, lo tachan de inmoral y con sus temas y desventuras cuando era usted más joven, les creo.

Lucio: Estás en tu albedrío de creer lo que quieras Aurelio. No me engaño cuando digo que cualquier forma de moral es inmoral por sí misma, pues siempre es guiada por la conveniencia o cualquier otra forma de egoísmo. Nadie nunca se ha puesto de acuerdo, siempre hay una servidumbre; no existe tal cosa como una moral universal, es imposible hacer el bien sin dañar a otros, en este mediático mundo, pienso que, y atendiendo esta desagradable servidumbre, amar es la forma de inmoralidad más elevada.

Aurelio: (tras prender un cigarrillo con su dorado mechero), me inquieta que mencione eso abuelo, más cuando estoy a algunos meses de desposar a Abigail.

Lucio: (riendo), ¡Oh!, esa enérgica y amable joven, llamada así: Abigail. Mi mayor consejo para una próspera relación, es que te desenamores de ella lo más pronto posible.

Aurelio: (Sorprendido por las palabras del anciano), ¡¿Qué cosas dices abuelo?!, amo profundamente a Abigail, además de ser hermosa, es virtuosa y con grandes pasiones.

Lucio: Ninguna cosa de la que has hablado dura para siempre, como ves, la belleza no es perenne y las pasiones pierden fuerza cuando el alma se agota, ni hablar de las virtudes, que como ves, son de las primeras cosas en mermarse cuando una actitud indolente se encuentra en el descanso de lo cotidiano y lo monótonamente aceptable.

Aurelio: Tendré cuidado sin duda. ¿Cómo es posible que usted y mi abuela hayan podido vivir tanto tiempo juntos?

Lucio: Nuestro casamiento fue arreglado, por supuesto. La amé tontamente los primeros años, al darme cuenta de tal error, pasé los siguientes desenamorándome de ella hasta que lo logré. Fue una buena compañera, nunca se metía en mis asuntos y yo nunca sabía lo que ella pensaba.

Aurelio: Veo el porqué de nuestros familiares al acusarlo de viejo misántropo, esa indiferencia a formar comunidad y a amar.

Lucio: Por favor, no te confundas, mi indiferencia al concepto actual del amor es absoluta, tal indiferencia me ha permitido formar excelentes amistades. Ve tú Aurelio, que desprecio a todos por igual, eso es tanto más funcional que quererlos a todos por igual, nunca llego a rebajarlos, ni a condescenderlos con vacuo cariño.

Aurelio: Ciertamente es usted incorregible señor, podría aseverar sin lugar a error que odia a usted a la humanidad.

Lucio: También es ahí donde te equivocas, amo profundamente a la humanidad, mi desprecio, precisamente nace de este amor hacia la humanidad.

Aurelio: Su afirmación es contradictoria abuelo mío. Parménides, ya nos demostró hace tiempo que no hay verdad en la contradicción. ¿Sería tan amable de explicarme la fuente y la cualidad que lo hacen ser misántropo?

Lucio: (Después de un silencio, dado por encender su pipa y dar una gran bocanada de humo) Eres cruel al pedirme tal cosa, pero trataré de ahondar.

Soy por supuesto un ser humano, me gusta pasar por las calles nocturnas atiborradas de gente; ver sus rostros y sus destinos vacuos, me hace amar a la humanidad. Al tenerlos así: juntos, chocándose los unos a otros, sirviendo a un ilusorio propósito, ser su espectador, me hace sentirme menos solo.

Aurelio: Siento oírlo, si lo dice usted con tales matices no cabe duda que ha estado mucho tiempo solo y en estos años de su vida, debe ahogarse en la melancolía. Lamento haber preguntado y es sin duda, su mayor cualidad.

Lucio: ¡Oh, por favor, no lamentes nada!, alguna satisfacción he encontrado en la melancolía, en la calma de la redención y la impotencia, la incomodidad desagradable y el bienestar de dejarse fluir a la más baja e innoble condición, se llega a una edad querido, donde el solo hecho de mirar arriba hace que te sientas cansado.

Aurelio: Si insiste entonces, seguiré curioso al observar que, su fatiga no explica la fuente de su desprecio.

Lucio: La vida misma es la fuente, llega a desgastar los pensamientos y la mente. Mis pensamientos de alma taciturna, están colmados de amor y de desprecio. No hay contradicción si te digo que amar a la humanidad es tan doloroso, tanto, que llego a odiarla. Aún así, todos tenemos la necesidad de refugio en su cálido seno.

Contemplar a la gente sonreír ante la frivolidad, a amarse unos a otros y despreciarse, me hace sonreír y tumbarme a carcajadas por el absurdo de la vida.

Aurelio: Siempre me había preguntado de dónde nace su burla hacia todo el mundo, incluso hacia usted mismo, la familia de mi padre, asevera que es usted un payaso sin gracia.

Lucio: Pues yo me burlo de ellos, me burlo cuando dan siempre el mayor peso y consistencia a sus problemas, son seres volitivos, esclavos de sus deseos, que convierten sus obstáculos en las mayores existencias con las cuales chocar, ¿cómo no reírme?, me ataca siempre la feroz ternura y me hundo en carcajadas y les reitero: “Sí caballeros, esto es existir sobre la tierra, esto, es estar vivo”.

Me miran con desprecio. Yo también deseo llenarlos de substancia para chocar con ellos; tal substancia es el desprecio, este, los hará existir, tener carne y peso para poder amarlos. Que es la única manera en que amo a la humanidad. Yo no voy por ahí sonriendo a la gente con una guisa hipócrita y vacía. Mi desprecio los respeta, pues sé, que al final del día, ellos forman parte de mi y yo, formo parte de ellos.

Aurelio: (con mirada perdida), creo que necesitaré algo de tiempo para asimilar lo que me ha dicho.

Lucio: (Tras un breve silencio), que así sea, demos un paseo en silencio, quiero ver los rostros de las personas, es una actividad morbosa que no es por menos deliciosa.

Aurelio: Con lo que me ha dicho, lo intuyo.

Lucio: No. Me refiero a contemplar el efecto mismo de la existencia larga y pesada sobre los rostros de los hombres, eso es tanto morboso, como delicioso es ser espectador, pues nunca se tiene responsabilidad alguna sobre aquella miserable existencia… Como sea, demos el paseo, ya hemos charlado suficiente.

Aurelio: De acuerdo.

-Gris-

GRIS


Gris, como el asfalto; simple y sin motivo.

Gris, como las olvidadas bancas; punto de apoyo para el hombre cansado.

Gris, una mañana en matiz, que asoma tu cabeza al mundo.

Gris, color de motivación del corazón; agitado por adornadas y vacías pasiones.

Gris y luego negro, a veces fuerte, a veces lento.

Retomaría el color de este grisáceo lienzo, lástima que se haya perdido el pincel en el gris-negro pavimento.

Gris y luego blanco, a veces corto, a veces largo

                   ...y de tanto gris se nos ha olvidado el color de nuestra existencia.

Luego entonces, la pintaré con sutil intensidad,
con el pincel del silencio y el color de las fuertes intenciones.

imagen: 
https://pixabay.com/es/textura-gris-superposici%C3%B3n-318907/

Pensamientos Cortos

Miércoles, 5 de Agosto de 2015

—Volar sin alas es imposible —se convenció a sí mismo—, y alas, sólo las aves son poseedoras de dichoso surco en el cielo.

—Será porque son los únicos seres con alas capaces de explorar y respetar el cielo como a ellos mismos?

—No —refutó—. Tienen alas porque a ellas y sólo a ellas se les concibió poder surcar el cielo.

—¿Y el hombre? —observó.

—El hombre es quien profana el cielo como suyo.

—¿Y el soñador entonces?, ¿qué es?

Dentro de él, una duda fue sembrada, entonces ella prosiguió.

—Las aves poseen alas, porque soñaron con sentir el cielo, entonces, fueron ellas mismas, sin siquiera serlo.


Imagen: https://deesucii.wordpress.com/page/3/

Pensamientos Cortos

Contemplación

¿Por cuál sendero se empuja el hombre al meditar sólo?, ¿es preciso entonces; vivir en la contemplación?

Ávido marino, ¿qué aventura satisfizo a vuestros mares?...
Me zambulliré entonces cual jovial recluta y juzgaré el profundo océano desde mi cómoda palapa.
Que tú, hábil navegante no dispensáis al recluta de sus errores,
que asombrado del mundo en que vive los comete.
En cambio dispensáis tu asombro dormido y envidiáis el asombro de niño.
Decid pues,
¿Qué satisfacción llena a este pobre marinero?
Decid pues,
¿qué motivación empuja a este contemplador?,
si su única aventura no ha ido más allá de tocar las suaves olas.
Imagen: 
http://www.joseluisarchilla.com/2011/12/el-silencio-en-el-dialogo-contemplativo-de-la-obra-de-arte/

-Un lugar congelado en el tiempo-

-Un lugar congelado en el tiempo-

Había una vez un lugar congelado en el tiempo, ubicado al bajar de las montañas, perdido entre el mar y el cielo.
Aquí, las cigarras cantan en días nublados. El hastío permanece quieto y las ramas se mecen al pasar los aires del suspirar del tiempo.

Lo descubrí en sus rincones bajos y al mirar arriba; la frondosa flora verde acariciaba al viejo cielo y los hogares crecidos desde el suelo guardaban refugio a los ancianos lugareños.

El día siguiente será el mismo que hace mil años de nuestro tiempo.
Visité "la laguna de las promesas no cumplidas". Fui a escuchar por la noche los murmullos, ecos y leves canciones de eternos seres prometiendo al tiempo.
Ahí, capturé las luciérnagas de la esperanza y las confiné en un frasco... brillan noche tras noche de forma eterna sin ningún remordimiento. 

Me han dicho que viviría felizmente en esta eterna grieta.
En vez, vivo aterrado... ¿Pasear por los verdes campos bajo el imperecedero estío?, ¿contemplar el dichoso brillo tiritante de las luciérnagas?
O en su lugar; llevarlas conmigo al mundo mío que desconozco, un mundo efímero donde no existen las fronteras. 


imagen: http://cotolonco.blogspot.mx/2012/04/expresion-en-el-anime-especial-flores_01.html

Un Lugar


"Un Lugar"

Naciste en las estrellas, 
Sólo la noche conoce tu nombre.

Las voces del invierno preguntan por ti.
El odio del mundo teme que lo mires.


Naciste en una lágrima, 
Cuando no había nada que decir...

La lluvia pretende olvidarte, 
Los rayos en la tempestad quieren dibujarte.

Mientras, yo me cubro con el frío,
Los susurros aparecen debajo de aquella cama.
Algunos sentimientos se escapan al verano esperando ser llamados.

No había nada que decir, incluso...
Tu corazón no desea escucharte,
Sigue ahogando tus palabras en lo profundo de aquel mar;
Donde las desilusiones navegan libres como barcas.

No te deseo fuera.
La lluvia teme ser mojada por tus lágrimas,
La tempestad ha agotado su tinta,
La bondad del mundo teme ser odiada...
Incluso tu corazón, desbordará un mar contra tus labios para dejar salir los vientos y las voces del mundo. 

No te deseo dentro.
Podrías ahogarte en una gota seca.
Podrías naufragar en un cielo gris.

Te deseo profunda, te deseo quieta.
Abandona el aire, y si te has perdido...
Nada al fondo hasta encontrarte.


Imagen extraída de:
https://www.spreadshirt.es/camisetas+tatuaje+g%C3%B3tico

Pasaje

"Pasaje"

El campo estaba marcado con el azul de las flores.
Resonaban ambos cielos, produciendo una brisa casi musical,
siendo opacada por el aroma y polen de las rosas.

De repente, se dejó caer la noche,
como una bella dama de velo negro.
Desfallece en su nicho de flores,
de un azul tan puro como el cielo.

Al salir fuera del silencio...
Me encontré a las criaturas consentidas por el pasto,
por la brisa,
por el sol...
Por los frutos. 

Una luz precipita a los animales nocturnos,
entre ellos,
algunos hombres.

Entonces, ellos crecen y ven volar, 
ojos ven día y noche preguntándose,
explicándose... 
Alguna rara lógica el gozar del tiempo.  

Amenazas bella mía en despertar saludando al mundo,
Cuando el mundo te ha dicho que nunca despiertes,
que mucho menos lo saludes,
que no pases por la estancia con tu velo negro,
que no veas, ni incites a dormir a los que ya duermen. 

Nunca satisfecha eterna joven...
bailas con las flores cuando estas ya están cansadas,
cantas canciones de cuna a los ancianos cuando ya están cansados. 

Mejor, llévate tu dicha a otro lúgubre rincón,
que decepcionado de la vida ya ni para dónde voy.

Sin embargo...
Las flores bella mía las gracias te dio,
los ancianos te sonrieron dulcemente,
y la primavera de sus hojas se alivió.

Imagen:
http://www.lanlinglaurel.com/dark-forest/4676238.html